Los 120 mensajes ocultos con los que Bruegel el Viejo retrató la estupidez humana

2022-07-29 09:45:10 By : Ms. Jing Xiao

Detalle de 'Los proverbios flamencos', 1559, de Pieter Brueghel el Viejo 

Pieter Bruegel el Viejo (1525/30-1568) era un hombre sabio, tranquilo y discreto, pero le gustaba gastar bromas, asustar a sus aprendices con cuentos de fantasmas o vestirse de campesino para colarse en bodas, según relató su amigo y primer biógrafo,  Carel van Mander ("el Vasari holandés"), que explica que llegó a ser apodado como Pieter den Drol (Pedro el Bufón). "En compañía de Franckert [un comerciante], a Bruegel le gustaba visitar a los campesinos, en las bodas o ferias. Los dos hombres se vestían como los campesinos, e incluso como los demás invitados llevaban regalos, y se comportaban como si pertenecieran a la familia o pertenecían al círculo de uno u otro de los esposos. Le encantaba observar sus costumbres, sus modales en la mesa, bailes, juegos, formas de cortejo, y todas las bufonadas que podían ofrecer, y que el pintor supo reproducir, con gran sensibilidad y humor", relata el también pintor e historiador del arte.

Bruegel el Viejo no concibió sus pinturas costumbristas para consumo de los campesinos, sino para las élites, pero extrajo buena parte de su energía creativa de la cultura de los pobres, de los borrachos y los mendigos.  Des sus fiestas, costumbres y fantasías.  Sin idealizarlas, nombrando las cosas por su nombre. En Los proverbios flamencos, óleo sobre tabla que forma parte de la Gemäldegalerie de Berlín, vemos hombres y mujeres del campo realizando aparentemente tareas cotidianas. Encienden velas para el diablo, llenan un pozo en el que se ha ahogado un ternero, amasan pan o dan de comer a los cerdos. Pero si miramos  bien descubrimos que en realidad se trata de extrañas. Un hombre lleva la luz del día dentro de una cesta, otro esquila cerdos, otro más atrapa una anguila por la cola y una mujer cubre con una capa azul a su marido cornudo... ¿Y qué hacen esas tartas en el tejado?

Bruegel escondió en el cuadro más de 120 proverbios no tanto para ilustrarlos como para componer un retrato de la absurdidad,  la maldad, la locura y la estupidez humana. También titulado La capa azul y El mundo al revés,  el pintor incita al espectador a adivinar los mensajes escondidos, algunos de los cuales todavía forman parte del uso popular y otros ya desvanecidos, cuya formulación varía según los diferentes idiomas. 

Darse contra un muro de ladrillos  

Una oda a la terquedad 

Quienes cometen pecados en nombre de la religión 

El equilibrio lo es todo 

Llevar a cabo un plan peligroso

La misma  escena y personaje sirven para ilustrar otro proverbio:¿Qué puede el humo hacerle al hierro?, es decir, que no tiene sentido cambiar lo que no se puede cambiar 

En la misma escena encontramos 'Tener tartas en el tejado', manera de decir que el habitante de la casa es muy rico 

Los personaje que observan la escena bajo una misma capucha hace referencia a la idea de que la estupidez siempre busca compañía 

También se interpreta como llamar la atención haciendo el ridículo 

Otra interpretación es 'Correr como si te ardiera el culo':  estar muy angustiado 

Adaptar el punto de vista a la opinión actual 

No darle importancia a las cosas 

La vida de unas especies se alimenta de la muerte violenta y dolorosa de otras 

Pasar por un mal momento 

Una persona poco de fiar 

El que halaga y trata de hacer amigos indiscriminadamente 

Equivalente a tener el mundo en la palma de las manos 

Una azada sin mango se interpreta como tener algo inútil 

Vender arena en el desierto 

El equivalente a echar margaritas a los cerdos 

Para decir que no hay que intervenir en cuestiones ajenas se utiliza también el dicho 'Si no seré su guardián, dejaré a los gansos ser gansos' 

El equivalente actual a dos pájaros de un tiro 

Caerse con todo el equipo 

Muchas veces hay que pasarlo mal para obtener éxito 

Vendría a ser lo mismo que cerrar la puerta del establo después de que el caballo se haya escapado 

La anguila se podría cambiar por la figura de un tigre 

© La Vanguardia Ediciones, SLU Todos los derechos reservados.